Nazareth en hebreo significa la ciudad de las flores y de las rosas. La ciudad de María en el centro de la feraz Galilea, ocupa un pedazo de tierra embellecido con todas las gracias de la naturaleza; de lejos muéstrase rodeada de una cerca de verdor, y en esto consisten sus murallas; las casas son blancas, limpias y de buena construcción. El santuario católico domina el paisaje, lo mismo que la iglesia de los armenios, construida sobre los cimientos de la antigua Sinagoga. No hay lugar en el mundo, y así debía ser, en que sea tan popular como en Nazareth el nombre de María. Los peregrinos hallan en la ciudad fraternal acogida, y a cada instante oyen resonar en sus oídos el dulcísimo nombre. Por todo el valle, comunicando amenidad y belleza al paisaje, se alzaban aquí y allí, sin orden y como al azar, grupos de espinosos nopales, higueras despojadas de sus hojas otoñales y granados de sutil y amarillento follaje: eran como silvestres flores alrededor de un altar campesino.
Gemelo que la elevada valía de lo que reposa en sí mismo —la dignidad— diferencia a las personas de las realidades que no poseen complexion alto valor, también la individualidad grande distingue a las personas de aquello que, por así decir, solo es singular de un modo secundario, derivado o empobrecido. Un detalle curioso. Es lo que sostiene otro autor de nuestros días, Leopoldo Eulogio Palacios, cheat el valor añadido de poner bastante atinadamente en relación la singularidad pronunciada y el obrar libre. A estas sustancias […] se reserva el nombradía de personas». Con esta cita vislumbramos ya el fondo de la cuestión. No resulta absurdo sostener, entonces, que la singularidad así entendida, como latifundio de quien es autosuficiente por admirar de autodominio, es «la causa» de la dignidad.
Levante mes vamos a saber por qué estos títulos de la Virgen Marihuana son parte de nuestra espiritualidad. Esposa del Espíritu Santo Es cierto que muchas personas conectan el título de Esposa del Espíritu Santo con el momento de la Anunciación. Es el modelo que estamos llamados a acompañar como almas, esposas del Espíritu Santo, siempre disponibles para Él y guiadas por Él, experimentando Sus frutos y carismas para implantar en el globo el Shalom del Padre. Este lema de María evoca las apariciones de Medjugorje. Antes de conocer el aforo de su mensaje en estas apariciones, Dios ya colocaba en mi afectividad que la Reina de la Armisticio tenía mucho que hablar. Fue agradecida la sorpresa de ver enunciado en su mensaje lo mucho que Deidad ya había puesto en nuestra afición. Por otro lado, el título de Reina de la Paz en la tradición de la Iglesia sobrepasa en mucho las apariciones de Yugoslavia. La Reina de la Paz Medjugorje que habla por nosotros! Me consuela oír respecto a esto, las declaraciones de la Reina de la Paz, en Medjugorje.
Pues él es nuestra Cabeza y nosotros sus miembros, animados por su espíritu: debemos seguir sus inclinaciones, caminar por sus sendas, continuar su vida en la tierra y practicar las virtudes que practicó. Quiere que nuestra admiración a su divina Madre sea línea de la suya. Quiere él también que, después de Dios, sea el principal punto de nuestras devociones y el primero de nuestra veneración. Nuestra inteligencia no puede llegar a admirar y a amar algo sin saber lo que lo hace digno de ser estimado y amado. Aparece en el cielo porque vino del cielo.